Descubre la razón por la que renuncié a un salario de $4000 al mes para buscar la libertad

– Andrés, ¿estás seguro de lo que haces? ¿Te ha pasado algo aquí, alguien te ha hecho algo?

– No, no, no es nada de eso, de verdad…

– ¿Le ha pasado algo grave a alguien de tu familia? ¿O a ti? ¿Estás enfermo?

 

Esta básicamente fue la conversación que mantuve con mi jefe el día que decidí dejar mi trabajo, el primer empleo que tuve, y en el que ganaba unos $4.000 al mes con tan sólo 23 años.

A día de hoy, reflexionando un poco sobre aquel momento, puedo decir que fue el peor día de mi vida (y también en el que sentí más miedo). Pero si pudiese volver atrás en el tiempo, no dudaría en volver a hacer lo que hice.

 

La realidad de toda esta historia comenzó mucho antes, cuando yo sólo era un adolescente en la preparatoria de mi escuela poco antes de empezar a atender la universidad; el problema era que yo no quería seguir estudiando.

Tenía tan sólo 17 años, era el año 2003 y el boom de Internet y las computadoras estaba empezando. Cada día leía noticias sobre gente que habían dado el salto al llamado “mundo online” y se estaban haciendo de oro.

Pero lo más curioso era que estas personas no tenían conocimientos ni ningún tipo de preparación para esto – o al menos eso es lo que ellos decían -. Y las ideas eran tan disparatadas que parecía que cualquier cosa, por muy loca que fuese, podría funcionar.

Escuché sobre un chico en Nueva York que con sólo 20 años había fundado una página web de opiniones sobre locales nocturnos y estaba ganando 1 millón de dólares al año. Si él podía, ¿por qué carajo yo no iba a poder triunfar también?

Descubre la razón por la que renuncié a un salario de 00 al mes para buscar la libertad


Comencé a investigar, leí y leí sobre los negocios online, pregunté a todo el que conocía sobre distintas ideas, hasta que dí con la clave: una página web en la que usuarios particulares vendiesen lo que ya no necesitaban para ganarse un dinero, tomando yo una pequeña comisión como intermediario por cada venta.

En los dos meses que mantuve este proyecto operativo sólo se registraron 2 personas para deshacerse de sus trastos… sin ni siquiera llegar a venderlos. Supongo que eBay, que empezaba a pegar fuerte por aquel entonces, se me adelantó.

Fue en ese momento donde mi realidad se derrumbó: no estaba hecho para el mundo de los negocios, e Internet era una auténtica estafa que nos querían vender a todos como un sueño que en realidad nunca se cumpliría.

No te lo he dicho todavía, pero invertí unos $200 en esa especie de página tipo mercadillo para particulares para pagar el hosting, el dominio, y otras herramientas, y por supuesto, se fueron directos a la basura.

 

Después de tan enorme fracaso, tenía que buscar otra motivación sobre la que centrarme; y la encontré yendo a la universidad. Estaba muy emocionado y, antes de terminar el primer día de clases, ya había hecho 20 planes de futuro distintos.

Aunque todos ellos eran bien distintos, la idea básica que rondaba mi mente consistía en:

  1. Aprender todo lo que pudiese y finalizar la universidad
  2. Conseguir un buen empleo, haciendo lo que me gustaba, con un sueldo alto
  3. Emplear ese dinero del salario en comprar y hacer lo que me apasionaba
  4. Ser feliz con esa vida


¿Alguna vez en tu vida estabas tan emocionado con un proyecto que toda tu vida giraba alrededor de éste? Para mí, la universidad fue ese momento de mi vida en el que me sentía así.

Cuando finalicé mis estudios, mi primer empleo no podía ser mejor: al principio ganaba tan sólo $1.000 (una muy buena cantidad para esa época), pero poco después de un año me ascendieron y empecé a ganar $4.000 cada mes.

Todo parecía un sueño, no conocía a nadie de mi edad que ganase ni la mitad que yo, y además ¡hacía lo que me gustaba! Hasta que dejé de sentir pasión por aquello.

Hombre sentado frente a una mesa y un portátil con las manos en la cabeza y varios folios cayendo sobre él


El mejor adjetivo para mi posición era “cómodo“. Mis condiciones laborables no podían ser mejores, mi jefe y mis compañeros eran realmente buenos conmigo, y en 8 horas realizaba mis tareas casi a la perfección para luego volverme a casa.

¿Había pasión en eso? No. ¿Me despertaba todos los días deseando ir a mi trabajo? No. Aunque tenía buenos ingresos, ¿me quedaba tiempo para invertir ese dinero en hacer lo que yo quería, como viajar o pasar más tiempo con mis amigos? Definitivamente NO.

 

De algún modo, empecé a vivir una doble vida cada día: una en mi trabajo, donde tenía que ir por pura obligación, y otra al salir de éste, donde por fin podía vivir. Pero esta última parte era la más incompleta.

¿Quién tiene ganas de vivir si, al salir del trabajo, apenas te quedan unas horas para disfrutar hasta que de nuevo tengas que cenar y acostarte para volver a levantarte al día siguiente y acudir a tu puesto?

Al ver el tiempo de esta manera, los fines de semana comenzaron a tener gran importancia para mí porque eran los dos únicos días en los que de verdad podía hacer lo que me gustaba, sin angustiarme la idea de que al día siguiente tenía que volver a mi oficina.

Pero había un problema: a diario no tenía suficiente tiempo para hacer todo lo que quería, así que tenía que posponer muchas actividades al sábado o domingo; pero los días sólo tienen 24 horas, y no eran suficientes para lo que yo quería hacer.

Comencé a visitar una cafetería cercana a mi casa donde pasaba el poco tiempo que me quedaba después del trabajo pensando en qué hacer. La vida que estaba viviendo en ese momento no era como la había imaginado en la universidad.

Hombre manejando el ratón de su portátil en una mesa de cafetería junto a un café


Por supuesto, todo eso me pasó factura. Es tremendamente angustiante vivir así, con la sensación siempre encima (como si fuese un nubarrón) de que el tiempo se te está escapando, de que el ciclo siempre va a ser levantarte, trabajar, salir del trabajo, disfrutar unas horas del fin de semana, y cada lunes volver al mismo punto.

El problema de nuestra sociedad es que si te quejas de este modelo de vida, todos los demás te patearán el culo. “La vida es así” te dirán; “lo normal es trabajar de 9 a 5 para poder vivir, y da gracias de tener un trabajo así”.

Por suerte, descubrí blogs de personas que habían tenido el valor de cambiar de estilo de vida y demostrar que sí se podía vivir como a uno le pareciese, y leí el libro La semana laboral de 4 horas de Tim Ferriss que cambió mi modo de pensar.

 

Hombre con una bandolera saliendo de su oficina y dejando su trabajo


No recuerdo cómo fue, pero de repente un día me desperté y me dije a mí mismo que ya no quería eso, no estaba dispuesto a pasar mis años de juventud entre las cuatro paredes de una oficina durante 8 horas al día y 5 días a la semana.

Y desde luego, que mi esfuerzo trabajando se convirtiese en dinero que iba a parar a un tipo que ni siquiera conocía ni él sabía de mi existencia me hacía mucha menos gracia.

Se empezó a despertar en mí el gusanillo de querer algo más flexible, donde fuese yo quien marcase las horas de empleo, decidiendo yo con quién trabajaba y en qué, y que el fruto de esos esfuerzos fuesen para mí, y no para alguien con traje que estaba en un despacho arriba sin hacer nada.

Quería ser mi propio jefe, aportar algo hecho por mí. Pero sobre todo, quería ser libre. Y viajar por el mundo.

Volví de nuevo a la idea de los negocios, pero esta vez sin limitarme sólo a los negocios online. Iba a investigar más, y a comenzar mis propios proyectos, y daba igual si estos estaban en el mundo online, en el físico, o en la luna.

Fuese como fuese, no pensaba volver nunca más a esa vieja vida de pasar las horas sin motivación alguna.

Y hoy día por fin puedo decir que desde hace 6 años ya nadie manda en mí, trabajo en lo que quiero y con quien quiero, y he visitado decenas de países en los que si quería me quedaba una semana, o dos meses.

 

Porque a partir de hoy, todos los miércoles en Gananci podrás ver un artículo publicado por mí contándote mis consejos y mis experiencias en el mundo de los negocios, las finanzas y la economía, para que tú también puedas ser tu propio jefe.

Compartiré contigo algunos de los negocios que he ido creando a lo largo de estos años, cómo iniciarlos, y tips que pueden serte muy valiosos para que no caigas en los mismos errores que yo cometí en su momento.

Pero antes de empezar a contarte mis vivencias en el mundo empresarial quería que me conocieses, y hacerte saber que yo, hasta hace sólo unos pocos años, era una persona como tú, desencantado con mi estilo de vida, y harto de trabajar largas horas para que el dinero de mi esfuerzo se lo llevase otro.

Así que dime…

¿Estás cansado de que otros se lleven el dinero de tu trabajo? ¿Quieres iniciar un negocio que te permita vivir como deseas?

Y lo más importante: ¿quieres ser libre?

 

Si has contestado a todas las preguntas con un SÍ, visita cada día Gananci.com para aprender un poco más sobre los negocios que puedes iniciar, sus gestiones, y muchos otros aspectos para ser tu propio jefe.

Y recuerda: todos los lunes y miércoles te guiaré con mis experiencias personales para que construyas el negocio que realmente te hará tomar las riendas de tu vida y conseguir la libertad económica que te mereces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

©2024 X MEME COINS WordPress Theme by WPEnjoy